Month: Abril 2019

¿Quién es ese?

Un hombre instaló una cámara de seguridad fuera de su casa y revisó el equipo para asegurarse de que funcionaba. Se alarmó al ver una figura fornida y vestida de negro en el patio. Observó detenidamente para ver qué hacía. Sin embargo, el intruso le resultaba conocido. Finalmente, se dio cuenta de que no era un extraño, ¡sino una grabación de sí mismo!

El velo rasgado

Era un día triste y sombrío en las afueras de Jerusalén. En una colina fuera de los muros de la ciudad, un Hombre que había atraído multitudes de seguidores fervientes durante los últimos tres años colgaba abandonado y dolorido sobre una rústica cruz de madera. Muchos lloraban y se lamentaban. La luz del sol dejó de brillar al mediodía. Y el intenso sufrimiento de aquel Hombre terminó cuando clamó en voz alta: «Consumado es» (Mateo 27:50; Juan 19:30).

En aquel momento

La puerta de la ambulancia estaba por cerrarse… conmigo adentro. Afuera, mi hijo llamaba por teléfono a mi esposa. En medio de mi confusión, lo llamé. Cuando él recuerda aquel momento, cuenta que dije lentamente: «Dile a tu mamá que la amo mucho».

Florecer como una flor

Mi nieto menor tiene solo dos meses, pero cada vez que lo veo, observo pequeños cambios. Hace poco, mientras lo arrullaba, ¡me miró y sonrió! De pronto, empecé a llorar. Quizá era una mezcla de alegría y el recuerdo de la primera sonrisa de mis propios hijos; que fue hace mucho, pero que lo siento como si fuera ayer. Algunos momentos son así: inexplicables.

Celebrar la creatividad

Una medusa rara vez vista se mecía con la corriente del océano cerca de la costa de Baja California. Su cuerpo brillaba con matices fluorescentes azules, púrpuras y rosados contra el fondo de agua oscura, mientras sus tentáculos se movían elegantemente para impulsarse. Al mirar este video asombroso de National Geographic, reflexionaba en cómo había escogido Dios el diseño específico de esta hermosa criatura gelatinosa. Él también diseñó los otros 2.000 tipos de medusas que se han identificado hasta octubre de 2017.

Las marcas de una amistad

Cuando era niño, me gustaba tomarme de la mano de mi padre y caminar con él por lugares llenos de gente. Él era mi padre y mi amigo, ya que en la cultura de Ghana, tomarse de la mano es una señal de amistad verdadera. Mientras caminábamos, hablábamos de diversos temas. Cada vez que me sentía solo, encontraba consuelo en mi padre. ¡Cuánto valoraba su compañía!

Esperanza restaurada

¿El sol sale por el este? ¿El cielo es azul? ¿El mar es salado? ¿El peso atómico del cobalto es 58,9? Bueno, solamente podrías saber esto último si fueras un fanático de la ciencia o te gustara la cultura general, pero las otras preguntas tienen respuestas obvias: «Sí». En realidad, este tipo de preguntas incluyen un poco de sarcasmo.

¿Estás ahí?

Cuando su esposa contrajo una enfermedad terminal, Miguel ansiaba que ella experimentara la paz que él tenía por su relación con Dios. Le había hablado de su fe, pero a ella no le interesaba. Un día, al pasar por una librería, le llamó la atención el título de un libro: Dios, ¿estás ahí? Dudando de cómo reaccionaría su esposa, entró y salió varias veces de la tienda, hasta que lo compró. Y se sorprendió cuando ella lo aceptó.

Consumirse

En su libro El llamamiento, Os Guinness describe una ocasión en que Winston Churchill, de vacaciones con amigos en Francia, se sentó frente a una chimenea una noche fría, y mirando el fuego, vio cómo los troncos de pino «crujían, siseaban y escupían mientras se quemaban. De pronto, con su conocida voz, gruñó: “Yo sé por qué escupen los troncos. Sé lo que es consumirse”».

Corazones llenos de paz

Después de 45 años de haber terminado su carrera como deportista profesional, Jerry Kramer no había sido incluido en el salón de la fama de su deporte. Había tenido muchos reconocimientos y logros, pero este no le llegaba. Aunque lo habían nominado diez veces, nunca le otorgaron ese honor. A pesar de todo, Kramer afirmaba con agrado: «Sentía que [la Liga Nacional de Fútbol Americano] me había dado cien premios durante mi vida, ¡y que era insensato molestarme o enojarme por uno que no recibía!».